Los 7 imprescindibles de Uzbekistán que no te puedes perder
Aunque Gengis Kan hubiera pasado por aquí y hubiera derrumbado, quemado, saqueado y destruido casi todo por donde él pasó, esta región del mundo resulta sumamente fascinante por todos los pueblos que han pasado y dejado huella sobre ella, como por su rica historia de la Ruta de la Seda, por las imponentes madrazas y mezquitas de azulejos lapislázuli, por las impresionantes fortalezas llamadas Qalas del desierto, ¿y por qué no? también por la herencia más reciente que nos ha dejado su historia soviética, cuando estos países se convirtieron en parte de las 15 repúblicas soviéticas que conformaron la URSS antes de desaparecer. Uzbekistán, una de las 7 repúblicas “stán” poco conocidas pero que estamos seguros te encantará descubrir. Y para ello, te dejamos aquí 7 recomendaciones que creemos no te puedes perder.
Shakhrisabz resulta menos imponente que las demás ciudades. Si se viaja con poco tiempo se puede saltar sin problema. Pero si se dispone de tiempo, entonces no está de más visitarla, ya que guarda ciertos monumentos como el palacio de verano de Tamerlán, caravansais (especie de almacenes para los mercaderes de la Ruta de la Seda), y algunas mezquitas y mausoleos.
Shahrisabz es la ciudad donde nació el gran conquistador Tamerlán en 1336. Este líder dudó entre las ciudades de Samarcanda y Shahrisabz para ver cuál sería la capital de su imperio, decantándose finalmente por la primera. No obstante, Shahrisabz siempre tuvo un lugar especial en la mente del conquistador, quien solía decir que si Samarcanda era el trono, Shahrisabz era el escalón para llegar a él, y luego estaba todo lo demás.
6. Tashkent
Tashkent, la llamada ciudad de piedra. Según nos cuenta la leyenda aquí existía en la antigüedad una torre de piedra que marcaba la mitad entre China y Europa. Esta señal estaba pensada para las caravanas de la Ruta de la Seda que pasaban por aquí. Tashkent es una ciudad que por una parte, desde sus amplios bulevares comunistas y edificios soviéticos, mira hacia el estilo de vida de occidente llenando así sus plazas y avenidas con restaurantes de comida internacional, grandes tiendas, y bares; y que por otra parte, sigue conservando las raíces de su pasado que se ven mejor reflejadas en la zona del Khast Imom, que viene siendo el centro oficial religioso de la República. Una de las mayores atracciones de la ciudad es su librería Moyie Mubarek, alberga un impresionante Corán del S. VII, que se dice es el Corán más antiguo existente en todo el mundo. Además, ¡Tashkent tiene la ventaja que desde aquí podrás tomar trenes o autobuses para explorar el resto del país!
5. Mar de Aral
Lo que hay que ver en el Mar de Aral no es un lugar turístico para celebrar, si no que es un lugar para sí sorprenderse, y sensibilizar a la vez. Es un desastre ecológico provocado por la Unión Soviética a mediados del siglo XX. La URSS desviaría el río Amu Darya con el fin de llevar agua a los campos de algodón de Uzbekistán (principal materia prima de exportación del país), provocando que el Mar de Aral se fuera secando. Hoy en día el Mar de Aral se ha reducido tanto que sus aguas quedan a 150 kilómetros de distancia de su puerto, Moynaq. El Mar de Aral, siendo en los años 50 el cuarto lago más grande del mundo, con 66.000 kilómetros cuadrados (aproximadamente el tamaño de Holanda y Bélgica juntas) ahora tiene tan solo unos 17.000 kilómetros cuadrados (poco más que la mitad de Bélgica solo). Ver los barcos varados en la arena es una escena impresionante igual que escalofriante.
4. Qalas del desierto
En la región de Khorezm podrás encontrar más de 300 Qalas, o castillos, en el desierto. Estas Qalas fueron construidas a lo largo de la historia, abarcando desde el siglo V a.C. hasta el siglo XII o XIII d.C. aproximadamente. Algunas están en mejores condiciones que otras, pero todas resultan impresionantes para visitar y verlas. Estas Qalas fueron construidas para proteger la región de Khorezm cuando por aquí los campos eran verdes y estaban atravesados por cientos de canales que llevaban el agua a pueblos enteros que vivían de la pesca y la agricultura. Todo eso cambió en algún momento del siglo XV o XVI por un cambio natural de cauce del río Amu Darya. A partir de aquí castillos y palacios fueron quedando abandonados para que siglos después viajeros los pudiesen descubrir.
3. Bukhara
Bukhara es un nombre que quizás no nos suena tan evocador como Samarcanda. No obstante, es una ciudad que por sí sola tiene también con qué sorprendernos. Fundada aproximadamente en el siglo V a.C., es una de las ciudades medievales hoy en día mejor conservadas de Asia Central ya que sus antiguas calles poco han cambiado con el paso del tiempo, motivo por el cuál hoy la ciudad es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Bukhara se encuentra en una encrucijada de caminos que llevaba a las ciudades más importantes de la época como Merv, Kabul y la Samarcanda misma. Bukhara, la antigua cosmopólita ciudad donde por aquí rezaron judíos, cristianos, musulmanes, budistas, maniqueistas y zoroastras. Aquí encontrarás la mezquita Maghoki-Atar, la más antigua de toda Asia Central y que antes fue un templo budista, zoroastro e incluso pagano. Verás la mezquita Kalon, tan imponente que el mismísimo Gengis Khan pensaba que se trataba de un palacio. Bukhara era la última parada donde viajeros y comerciantes reposaban, ya que esta ciudad se encuentra a las puertas de Kyzyl Kum (desierto de las arenas rojas) y el Kara Kum (desierto de las arenas negras). ¡Bukhara es definitivamente una ciudad que te encantará descubrir!
2. Samarcanda
Samarcanda, ciudad de conquistadores y astrólogos. Esta es una ciudad que no necesita introducción. Solo pronunciar su nombre provoca pensamientos evocadores. Y definitivamente la ciudad no defraudará al viajero. Samarcanda fue el corazón de la Ruta de la Seda y por aquí han pasado a lo largo de milenios diferentes razas, culturas, ideas, religiones y productos. Ciudad que ha atraído a grandes pensadores y científicos, pero también temibles guerreros y ejércitos. La ciudad que ha sido destruida y reconstruida incontables veces. Y todo este fluir de experiencia ha quedado plasmado en sus monumentos, como en la mezquita Bibi Khanym, donde los arquitectos más prestigiosos fueron asesinados por no conseguir construirla tan bella como el conquistador Tamerlán la deseaba; o el misterioso Shah-i-Zinda, aquél lugar de decenas de mausoleos lapislázuli que te harán sentir como en una película de Indiana Jones; y claro está, no podemos olvidar la imponente Plaza de Registán, donde las caravanas, estudiantes, científicos y astrólogos de la época se reunían. Pasear por sus calles es pasear por la historia misma.
1. Khiva
¿Cómo es posible que Khiva le hubiese quitado el primer lugar de esta lista a Samarcanda? La respuesta es porque Khiva es la gran joya olvidada de la Ruta de la Seda. Khiva tiene unos 2.500 años de antigüedad y se distingue sobre otras ciudades de Asia Central porque sus laberínticas callejuelas transportan al viajero fácilmente a otra época debido a que se conserva todo el antiguo trazado en perfectas condiciones. A pesar de esto, la ciudad no recibe muchas visitas. Y esto ha sido desde hace siglos, cuando esta ciudad era menos visitada que otras de la Ruta de la Seda como Samarcanda o Bukhara. Este lugar era un inhóspito oasis lleno de peligros con salvajes ladrones por doquier, por lo que eran pocas las caravanas que se aventuraban por aquí. No obstante, si vienes aquí, recorrerás las calles tal como las recorrió Al-Khorezmy, el padre del álgebra, y podrás vislumbrarte con los palacios de los khanes, el curiosísimo minarete Kalta Minor, la antigüa mezquita Juma con su bosque de columnas talladas, la plaza donde estaba el mercado de esclavos, entre muchas cosas más.