Día 5: De Samarcanda a Bukhara, 6 horas en autobús
Este día partimos para Bukhara en autobús (queríamos descansar un poco de las mashruktas y sus eternas negociaciones). No hay una estación de autobuses con transporte para Bukhara en Samarcanda, sino que lo que hay que hacer es esperar aquellos autobuses que vienen de la capital y desear que haya espacio. Los autobuses pasan por la carretera donde está el observatorio de Ulugbek. Cruza la carretera en sentido contrario, y ahí pregunta por dónde pasan los autobuses que van a Bukhara. Verás que a unos pasos más adelante hay una especie de explanada donde los transportes públicos procedentes de Tashkent paran unos minutos para llenarse de gente que quiera subirse. Recuerda siempre preguntar de antemano cuánto cuesta el billete a toda persona cuanto veas, para que tengas una idea de su precio real. A nosotros nos costó aproximadamente unos 5 dólares y el trayecto era por unas 5 o 6 horas. Aunque los autobuses no tienen ningún horario ni mucho menos, no llegues a este sitio después de las 17.00 hrs, ya que por ley los autobuses no pueden circular por la noche, así que ya no alcanzarás ninguno.
El autobús que nos tocó era viejo y venía lleno. No sé qué pasaba con el compartimento de maletas que el caso es que todas las maletas de todos tenían que venir dentro, al fondo del autobús. Ahí había de todo lo que uno pudiera imaginarse: grandes bolsas de plástico con dios sabe qué adentro, alfombras, etc. Estos recorridos me servían a mí mucho para descansar y pensar, aunque de de pronto recordé que en mi mochila tenía varios fajos de soms y que ésta estaba al fondo del autobús, así que de vez en cuando volteaba hacia atrás para asegurarme que nadie sintiera curiosidad por mis pertenencias. Afortunadamente vi que a un niño pequeño, y que probablemente venía muy cansado, le había de haber parecido cómoda mi mochila, ya que la utilizó como una improvisada cama y estaba durmiendo sobre ella. ¿Qué mejor guardián que ése podría pedir?
Bukhara es un nombre que quizás no nos suena tan evocador como Samarcanda. No obstante, es una ciudad que por sí sola tiene también con qué sorprendernos. Fundada aproximadamente en el siglo V a.C., es una de las ciudades medievales hoy en día mejor conservadas de Asia Central ya que sus antiguas calles poco han cambiado con el paso del tiempo, motivo por el cuál hoy la ciudad es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Bukhara se encuentra en una encrucijada de caminos que llevaba a las ciudades más importantes de la época como Merv, Kabul y la Samarcanda misma. Además, era la última parada donde viajeros y comerciantes reposaban, ya que esta ciudad se encuentra a las puertas de Kyzyl Kum (desierto de las arenas rojas) y el Kara Kum (desierto de las arenas negras).
Estábamos ya llegando a la ciudad al atardecer. La estación de autobuses provenientes de Samarcanda está a un kilómetro y medio de la ciudad. Así que comenzamos como héroes caminando con las mochilas en nuestras espaldas, pero terminamos como cobardes con las mochilas sobre nuestros regazos sentados en un taxi.
En cuanto nos bajamos del taxi la ciudad sí comenzaba a resultar evocadora.
Bukhara fue en algún momento una de las importantes ciudades de la Ruta de la Seda. Y como tal, fue también un interesante collage de culturas y religiones. Esta ciudad estuvo habitada por budistas, zoroastras y maniqueos. De hecho, una de las teorías de la etimología de la palabra “Bukhara” es “vikara”, que significa “monasterio budista”.
Los zoroastras, principal religión del antiguo imperio persa y fundada por Zoroastro, reconocen a Ahura Mazda como único creador divino, cuya energía es representada por el fuego. Según se dice Bukhara estaba llena de templos zoroastros con fuego en su interior que los sacerdotes siempre mantenían ardiendo. Los maniqueos también habitaron Bukhara y seguían las enseñanzas del sabio persa llamado Mani, quien decía ser el último profeta enviado por Dios después de Zoroastro, Buda y Jesús. El maniqueísmo era un sincretismo de estas religiones.
Curiosamente es Bukhara donde más monedas acuñadas con una cruz se han encontrado de toda Asia Central, lo que invita a pensar que había una importante comunidad cristiana. El origen de esta comunidad se explica quizás en que durante los primeros siglos del cristianismo existía un fuerte debate sobre la naturaleza de Jesucristo. Por un lado estaban los nestorianos, que tomaban su nombre por el Obispo de Constantinopla llamado Nestorio. Los nestorianos decían que Jesús tenía una doble naturaleza: la de hombre mortal, y la de ser divino, pero que ambas naturalezas estaban separadas e independientes entre sí. Por otro lado, estaban los monofisistas, que aseguraban que Jesús tenía una única naturaleza: la divina, y que sus rasgos de ser humano eran solamente como una ilusión o espejismo. Ambas doctrinas fueron condenadas como herejías en el siglo V ya que supuestamente la verdad es que Jesús era humano y divino a la vez, pero esta doble naturaleza no se encuentra separada. Los cristianos nestorianos que se encontraban viviendo en el imperio romano vieron sus vidas peligrar, ya que ahora eran considerados herejes, por lo que huyeron al vecino imperio persa. Bukhara pertenecía al imperio persa en esta época y es por eso que en esta ciudad se resguardaron miles de cristianos.
Y ya que estamos hablando de tantas religiones, no nos podemos olvidar de los judíos, que se cree habitaron estas tierras desde hace más de 2000 años, cuando fueron prisioneros de los asirios. Los judíos fundaron en Bukhara una de las comunidades hebreas más potentes e importantes de toda Asia Central, que se dedicaron principalmente al comercio de artesanías y telas. Bukhara estaba repleta de sinagogas. No obstante, hoy quedan tan solo unas 2 sinagogas y apenas unos 150 judíos en toda la ciudad.
En el 892 el emir persa Ismail Somani crearía un nuevo reino independiente cuya capital sería Bukhara. Para el año 907 Somani dejó oficialmente el zoroastrismo e instituyó el Islam como la religión oficial de este nuevo reino. Esto para nada provocó la decadencia de la ciudad, si no todo lo contrario, se convirtió en un polo islámico que atrajo a doctores, sabios, matemáticos y artistas de toda la región.
De hecho, cuando hablamos de Bukhara, podemos hablar de 2 épocas doradas: la de los siglos IX-X, época de esplendor musulmán iniciada por Ismail Somani; y en el siglo XVI, cuando Bukhara es la capital del emirato que llevaba el mismo nombre. En esta época Bukhara era sinónimo de prosperidad y renombre a nivel cultural, comercial, económico y religioso.
Entre estas 2 épocas de desarrollo tenemos la llegada de los mongoles, que cortaron con el progreso que venía viviendo la ciudad, y la época timúrida en los siglos XIV y XV que, aunque Bukhara era una ciudad importante, Samarcanda era la pupila de los ojos de Tamerlán.
Nosotros nos quedamos en el hotel Malikjon B&B House (20 € la noche habitación doble) que se encuentra en el centro de la ciudad. Es un hotel sin lujos y con personal bastante amable. Tiene un patio central que está muy agradable para tomar algo o desayunar. Lo malo de este hotel es que por las noches era muy ruidoso, ya que las habitaciones dan al patio central. Así que teníamos dos opciones, o dormíamos con las ventanas abiertas para que se ventilara la habitación (era verano y las temperaturas tranquilamente podían estar a 30 grados por la noche) mientras escuchábamos al recepcionista del hotel estar con sus amigos en el patio, o teníamos una callada pero aun más calurosa noche cerrando las ventanas... la segunda opción no era opción...