Un poco de historia y recomendaciones
No, a Georgia el país. Era el siguiente comentario que por lo general tenía que hacer a mis escépticos oyentes cuando pensaban que iba a viajar aquél verano de 2016, a Georgia, Estados Unidos.
Georgia es un pequeño país del Cáucaso en la región de Eurasia de escasos 4 millones de habitantes, siendo aplastado, arrebatado y amenazado a lo largo de su historia por el sur musulmán, que daría luz a 2 de los mayores imperios jamás vistos: el otomano y el persa; y desde el norte, al otro lado de la alta barrera de la cordillera del Cáucaso, el gigantesco imperio ruso zarista y después el soviético con sus constantes ánimos expansionistas.
Así es, este antiguo reino cristiano ha sido desmembrado, cambiado de religiones y de razas en incontables ocasiones. Por sus verdes prados y entre sus majestuosas montañas han pasado diversos estandartes de diversos imperios como los turcos, persas, mongoles y rusos. Pero no nos dejemos engañar, no pensemos de Georgia como una pobre y desvalida víctima de la historia, ya que desde aquí también se organizaron y salieron cruzados a conquistar las tierras del Islam y llegó a tener tanto poder que incluso regentaba monasterios e iglesias en Jerusalén, algunos de los cuáles todavía hoy en día Georgia gestiona. Dentro de sus casi 70.000 kilómetros cuadrados (poco más pequeño que Andalucía) se ha visto también nacer en una humilde casa de apenas 2 habitaciones uno de los líderes políticos más sanguinarios que ha conocido la historia: Ioseb Besarionis dze Jughashvili, mejor conocido como Josep Stalin.
Visité Georgia por 8 días, aunque la verdad es que es poco tiempo para un país tan pequeño pero con una historia tan grande. Lo primero que me sorprendió fue la cantidad de turismo que hay, puesto que yo pensé que sería un país más “virgen”. Por una parte la mayoría es un turismo de montaña que viene a hacer senderismo por sus miles de rutas entre cientos de iglesias centenarias salpicadas aquí y allá a lo largo de las montañas; y por otra parte, se tienen grandes cantidades de rusos viajando.
La ruta que hice fue la siguiente:
Y por estos 10 días me gasté unos 650 lari (250 €), incluyendo todo salvo el avión.
Georgia es un país muy desconocido para la mayoría de nosotros, ¡así que comencemos a leer un poco de su historia aquí para contextualizarnos, y luego disfrutar más del viaje!
Al parecer los restos de europeos más antiguos que se han encontrado han sido en Georgia, son los huesos de unos homínidos de 1,8 millones de antigüedad, lo que los convierte en los eslabones más antiguos con el hombre moderno fuera de África.
En el siglo XIII a.C se formó el reinado de Colchis, que sería la unión de varias tribus asentadas en el este del Mar Negro. Técnicas de la edad de bronce estaban muy avanzadas en esta zona, e incluso a finales del segundo milenio antes de Cristo ya existían zonas urbanas bien establecidas. Aquí se dominó el trabajo con metales mucho antes que en el resto de Europa.
Este reino se haría famoso ya que las leyendas griegas lo incluirían dentro de su repertorio. Es aquí a donde el valeroso Jason y sus argonautas tenían que dirigirse para obtener el vellocino de oro. Para los griegos, este reino del Este se encontraba en los confines del mundo. Si Jason se hacía con el vellocino de oro, podría recuperar su trono en el reino de Lolkos (actualmente en Grecia). En Svaneti, actual Georgia y lo que era el norte del reino de Colchis, se utilizaba la lana de carnero para sumergirla en los ríos y recoger pepitas de oro. Después, esta lana se colgaba en los árboles para secarla antes de extraerle las pepitas. Se piensa que esto pudo inspirar la leyenda del vellocino de oro. Hoy en día en los pueblos de Svaneti todavía se sigue utilizando esta misma técnica.
Siglos después, en el siglo IV a.C, se formaría el reino de Iberia al Este del de Colchis, con Pharnavaz como primer rey de Iberia. Subyugó territorios vecinos como el reino de Colchis. Iberia y Colchis conformarían territorialmente lo que aproximadamente es hoy Georgia.
Después de un periodo de prosperidad, en el siglo II a.C. vinieron sucesivas invasiones lo que provocó que se perdieran territorios a favor de Armenia, y que numerosas regiones de Colchis se independizaran en principados. Finalmente, el príncipe armenio Arshak ascendió al trono íbero en el 93 a.C.
En el 66 a.C. este reino sería conquistado por los romanos. Y a partir de aquí, lo que es ahora Georgia se convertiría en el campo de batalla entre romanos y persas durante los próximos 700 años.
En los primeros años de nuestra era se practicaba el culto a Mitras, el zoroastrismo, y otras creencias paganas. En 337 d.C. el rey Mirian III estableció el cristianismo como la religión del Estado, convirtiendo así a Georgia en el tercer país del mundo en adoptar el cristianismo a nivel país, después de Etiopía (325) y Armenia (301).
Las sucesivas guerras entre romanos y persas provocaron que los reinos georgianos quedaran muy debilitados y esto facilitó que en el siglo VII las fuerzas musulmanas pudieran ocupar esta zona. Los primeros árabes entraron en 645 y para 735 ya tenían controlado gran parte del país. Éste sería el año en el que el gobernante Marwan II convertiría a Tbilisi (al-Tefelis) en un emirato. Durante esta época Tbilisi se convirtió en un importante centro comercial entre el sur musulmán y el norte cristiano europeo. Hoy en día cerca del 10% de la población en Georgia es musulmana. Una de las pocas señales que nos indican el pasado musulmán de al-Tefelis es su mezquita de reciente construcción.
Después, alrededor del año 1008 se crearía el reino de Georgia. Alcanzó su cenit durante los reinados del rey David IV y su nieta la reina Tamar la Grande entre los siglos XI y XIII. Durante esta época se vivió un renacimiento de la arquitectura, filosofía, literatura y las ciencias. Militarmente también fue la época de grandes extensiones, logrando este reinado abarcar desde el sur de Crimea hasta el norte de Irán.
David IV centralizó gran poder en sus manos y para 1121 logró destruir a los ejércitos turcos que estaban acechando. El reinado de Tamar, primera gobernante mujer de Georgia, sería considerada por la historia como el mejor de todos. A ella se le dio el título de “Rey de reyes” y no se lo dieron por nada, puesto que había demostrado tener una gran habilidad política. En una ocasión, el imperio bizantino había confiscado un cargamento con dinero perteneciente a la reina Tamar. En represalia, Tamar consiguió atraer a 2 príncipes bizantinos, Alexios I y David Kommenos, para que dejaran su imperio y fueran educados en la corte georgiana. No satisfecha con haber arrebatado los 2 príncipes de la corte bizantina, la reina Tamar buscó apoyar la cuarta cruzada europea contra la que sería la capital del imperio bizantino: Constantinopla. El reino de Tamar incluso llegó a tener centros monásticos en Tierra Santa donde se guardaban reliquias religiosas, como un pedazo de la santa cruz.
Años después Jorge IV, el hijo de Tamar y nuevo rey, le tocaría ver cómo el norte de Georgia era amenazado por hordas de jinetes mongoles dispuestos a arrasar las iglesias y sus tesoros. La fuerza mongola era bastante poderosa y Georgia no solo sucumbió ante ellos, sino que también su rey resultó herido y finalmente murió a los 31 años de edad. Para 1243 Georgia tuvo que reconocer al gran Khan mongol como su líder y gobernante.
Años tumultuosos de rebeliones internas contra el poder mongol se sucedieron quedando cada vez más devastada Georgia. Finalmente Jorge V El Brillante sería quien dejaría de pagar tributo a los mongoles, volvería a restablecer las fronteras georgianas previas a la invasión, el cristianismo volvería a tener su importancia y se restablecerían las relaciones comerciales con potencias europeas como Génova y Venecia.
Durante esta época medieval Jorge V restauró varios monasterios en Jerusalén y consiguió que sus gobernados pudieran viajar libremente a Tierra Santa. Los georgianos comenzaron a utilizar el símbolo de la Cruz de Jerusalén, que era el símbolo de los cruzados, y hoy en día se puede ver en la bandera de Georgia.
Esta época de desarrollo del rey Jorge V poco duró. Unas décadas más tarde y a miles de kilómetros al Este, el último gran conquistador nómada, Tamerlán, heredero de los mongoles, se dirigía hacia Georgia con su ejército. Fueron 7 veces las que Tamerlán arrasó con este país, siendo la primera en 1386. Para 1466 el reinado de Georgia había colapsado en la anarquía, situación que sería aprovechada por el imperio otomano y persa para gobernar en Georgia o quitar trozos de su territorio.
Con el paso del tiempo, Georgia quedaría dividida en dos: en el Oeste el pequeño reino de Imereti y en el Este el reino de Kartli-Kakheti. En 1800, por alguna razón el rey de Kartli-Kakheti Jorge XII pide a Rusia que su reinado sea incorporado al imperio ruso, petición que los rusos obviamente complacidos aceptan. Después de una guerra de los rusos contra los persas (1804-1813) el reinado de Imereti sería también incorporado.
Un siglo más tarde Rusia entraría en su guerra civil causada por la revolución bolchevique en 1917. Georgia aprovecharía este caos para declarar su independencia un año más tarde, y así, sin buscarlo, se meterían en otro caos a su vez, ya que zonas georgianas habitadas principalmente por armenios se rebelaron, lo que provocó el estallido de la guerra de Georgia contra Armenia y la consiguiente invasión británica para calmar las cosas. Ahora Georgia estaría bajo ocupación británica hasta 1921, año en que el ejército rojo soviético invadió Georgia por el norte y se estableció en Tblisi, proclamando así la República Socialista Soviética de Georgia. Dicho sóviet haría una generosa aportación a las fuerzas de ocupación aún sin proponérselo: les daría su primer Secretario General y uno de los líderes del imperio: Joseph Stalin, nacido en Gori, y a quien se le atribuyen la muerte de unas 20 millones de personas a través del aparato soviético que él dirigía.
Años después, todavía durante la época de la Unión Soviética, Gorbachev llegaría al poder y en 1987 comenzaría a implementar la Perestroika (“reestructuración”), que sería una serie de reformas con el fin de liberalizar la economía y convertirla más en un modelo de mercado que centralizado por el Estado. Sin embargo, esto no se supo hacer y para principios de los 90 la Unión Soviética se encontraba sumida en una profunda crisis que lanzó al 90% de su población a la pobreza. Así fue cómo sus 15 Repúblicas Soviéticas se fueron desmembrando una a una hasta que el turno le llegó a Georgia, cuando a través de un referéndum, el 98,9% de la población se decantó por la independencia el 31 de marzo de 1991 y eligió como presidente a Zviad Gamsakhurdia.
Ante el discurso nacionalista georgiano de Gamsakhurdia, las regiones de Osetia del Sur y Abkhazia se sintieron amenazadas; regiones que tienen una población étnicamente distinta al resto de los georgianos (incluso la lengua de la gente de Osetia del Sur tiene origen persa) y que gozaban de fuerte autonomía cuando Georgia formaba parte de la Unión Soviética.
Ante esto, Osetia del Sur declara su independencia en 1991 y con esto comenzaría una guerra civil que terminaría con la presidencia de Gamsakhurdia. En 1992 Abkhazia declara su independencia también.
Milicias instalaron en el poder al antiguo Ministro de Relaciones Soviéticas Eduard Shevardnadze y para 1994 se había logrado un cese al fuego, y tropas rusas de paz se establecen en ambas regiones. Durante los 11 años de gobierno de Shevardnadze, la población no solo sufrió de una acuciante pobreza, crimen y corrupción, sino que a esto se sumaron estallidos violentos que de vez en cuando surgían por el conflicto sin resolver de Osetia del Sur y Abkhazia.
El 7 y 8 de agosto de 2008 los separatistas de Osetia del Sur comienzan a atacar a las tropas de paz georgianas. Georgia envía a sus soldados a esta región y Rusia responde enviando a sus propios soldados primero a la frontera, y después entrando en el país.
Esta fecha se recuerda todavía entre los georgianos.
A las pocas semanas Rusia estaba ya reconociendo la independencia de facto de estas dos regiones (hoy en día hay otros 4 países que también las reconocen: Nicaragua, Venezuela, Siria y Nauru, una pequeña isla del Pacífico de 21 kilómetros cuadrados).
Esta guerra duró apenas 6 días y fue suficiente para desplazar a 192.000 personas y dejar centenares de muertos.
Por ahora estas regiones quedan excluidas para los extranjeros y el gobierno georgiano no tiene poder sobre ellas.
Georgia busca alejarse de Rusia. En 2008 salió de la Comunidad de Estados Independientes (una confederación de países independientes que pertenecían a la Unión Soviética) y su deseo de formar parte de la UE se ve reflejado en las banderas de la UE que ondean en los edificios públicos y aquél anuncio enorme en el aeropuerto internacional de Tblisi que recuerda al viajero que recién llega que Georgia es un país asociado de la Unión Europea.
Y ya que hemos mencionado el aeropuerto de Tblisi, es momento de empezar a contar nuestro relato de viaje. Pero antes de ello algunas recomendaciones generales como siempre.
¿Se requiere visado?
No
¿Es seguro el país?
Totalmente. Aunque recuerda que hay 2 zonas que están fuera del alcance de cualquier viajero, que son Osetia del Sur y Abjasia, zonas semi-autónomas bajo control ruso.
¿Es fácil moverse por ahí?
El transporte público fuera de Tbilisi es bastante limitado, y muchas iglesias o lugares de interés turístico se encuentran un poco aislados y tienen limitado o nulo transporte público. Por lo tanto, te recomendamos llegar a estos sitios a través de visitas guiadas o alquilando un coche.
¿Y el alojamiento?
En Tbilisi no tendrás ningún problema para encontrar algo, en otras ciudades la oferta es un tanto más limitada, pero para nada imposible. Básicamente hay hoteles, hostales, y casas privadas. Así es, muchos georgianos alquilan alguna cama o habitación de sus casas por precios muy accesibles. Cuando yo fui AirBnB todavía no estaba muy de moda, por lo que desconozco si esta gente sigue alquilando las casas por su cuenta o vía esta plataforma.
Entonces, ¿es caro o barato el país?
Definitivamente muy económico. Los gastos que yo tuve por 8 días (excluyendo el avión) fueron:
Transporte: 44,77 €
Alojamiento: 54,80 €
Entradas a monumentos: 5,90 €
TOTAL: 105,47 €
A esto habría que añadirle el coste de comidas, pero también puedes encontrar precios bastante económicos, sobre todo fuera de la capital.