Día 2: Tiblisi, de iglesias y callejones
El día de hoy comenzó en la iglesia Metekhi (gratis).
Fue aquí donde el rey Vakhtang Gorgasali levantó la primera iglesia en el siglo V cuando comenzó a construir lo que sería la futura capital Tiblisi.
Bajo la iglesia se encuentran los restos de la primera mártir georgiana, Santa Shushanik, asesinada en el mismo siglo por su marido que al parecer era zoroastra, religión perteneciente al imperio persa.
En esta rocosa colina, a un costado del río Kura, es donde se encontraba la fortaleza de los zares georgianos mandada a construir en el siglo XVII y resguardada por 3.000 soldados. Hoy en día poco queda de este complejo que albergaba el castillo, monasterio, y la iglesia misma. En la siguiente foto en la parte de atrás de Metekhi puede apreciarse un trozo de la muralla defensiva.
El complejo, y con ello la iglesia Metekhi, fue destruido por mongoles y persas y reconstruido otras tantas veces. Durante la época soviética la iglesia fue utilizada como cuartel militar. A pesar de todos estos embistes, la iglesia que vemos hoy en día data de 1278 y fue mandada construir por el rey georgiano Demetrio II.
Si la pequeña iglesia Metekhi puede competir en antigüedad con casi con cualquiera de la ciudad, a la Catedral Ortodoxa Sameba no hay nadie quién le gane en tamaño. Podemos apreciarla en la siguiente imagen detrás con sus cúpulas doradas.
Con sus 101 metros de altura la convierten en la tercera catedral ortodoxa más alta del mundo (después de Cristo el Salvador - 103m y San Isaac – 101,5m, ambas en Rusia). Pero con su tamaño colosal que permite que 15.000 fieles estén rezando a la vez, sí la convierte en la número uno en el mundo en cuanto a capacidad de feligreses se refiere.
De vuelta al casco antiguo de la ciudad, me encontré con unos fragmentos de sus antiguas murallas, que descendían desde la fortaleza Narikala y que son de los siglos XII al XVI, ya que fueron destruidas y reconstruidas en varias ocasiones. Hoy en día sus estructuras son aprovechadas por modernas edificaciones.
Cerca de aquí se encuentra la pequeña pero a la vez atractiva basílica Anchiskhati, la iglesia más antigua de Tiblisi (gratis)(del s. VI) y mandada construir durante el reinado de Dacha Udzharmeli. La iglesia fue construida tomando como modelo la arquitectura palestina.
El nombre de Anchiskhati deriva de las palabras georgianas “anchis” (el nombre de un pequeño pueblo ahora en Turquía y renombrado Klarjeti) y “khati” (icono). El motivo de este curioso nombre es porque Beka Opizara, el herrero de la famosa reina Tamara, le hizo un marco de plata con incrustaciones de oro al icono de El Salvador, cuando el pueblo de Anchis todavía pertenecía a Georgia. Después de guerras contra el imperio otomano los georgianos fueron conscientes que no recuperarían jamás el pueblo de Anchis, por lo que decidieron enviar a Tiblisi dicho icono. Hoy en día se puede disfrutar en el Museo de Bellas Artes de Georgia.
Los siglos encerrados entre sus paredes invitan al respetuoso silencio una vez dentro de Anchiskhati.
Posiblemente el monumento más reconocido del barrio antiguo de Tiblisi es uno bastante moderno (2010). Nos referimos a la Torre del Reloj, construida por el titiritero Rezo Gabriadze al lado del teatro de marionetas. Aunque todo hay que decirlo, la verdad es que la arquitectura de la torre sí es bastante original y curiosa ☺.
A unos diez minutos andando por la misma calle llegamos a la iglesia Sioni (su nombre en honor al Monte Zion en Israel). Esta iglesia también es bastante antigua ya que comenzó a edificarse en el siglo V aunque sus obras se verían concluidas hasta el s. VII.
Durante siglos la iglesia Sioni fue atacada y destruida muchas veces. Según se dice, en 1226 cuando las tropas persas conquistaron Tiblisi, el Sha Jalal ad-Din Mingburnu mandó quitar el domo de la torre para poderse instalar él ahí y observar desde la altura no solo el incendio de Tiblisi, sino también la decapitación de cientos de cristianos que no aceptaron mutilar los iconos cristianos. Sus cuerpos serían arrojados después al río Kura.
Con este agradable sabor de boca terminaría mi estancia en Tiblisi por el momento. Esta noche comenzaría mi camino hacia el norte de Georgia, cerca de la frontera con Rusia. Me dirigía a Svaneti, región montañosa del Cáucaso con cientos de torres medievales vigías aquí y allá.
Para llegar a él, me fui primero en tren nocturno de Tiblisi a Zugdidi (el tren sale a las 21.45 y en segunda clase cuesta 21 GEL - 8 €), y después de ahí tomé una marshrutka con dirección Mestia (20 GEL – 7,60€).
Pero bueno, todavía me encontraba en Tiblisi. Había escuchado que esta ciudad hacía unos años tenía mucho encanto (no que ahora no lo tenga), así que decidí pasar el resto de la tarde paseando por sus calles.
Tiblisi, y otras partes de Georgia, están viviendo una restauración bastante salvaje de sus antiguos edificios. Si pasear por sus calles turísticas es atractivo, lo es aún mucho más salirse un poco de estas rutas y pasear por las calles aledañas. Ahí en seguida el murmullo se apaga, prácticamente deja de haber coches que circulen y lo único que se escucha son los pasos apresurados de niños jugando, o palabras georgianas que se lanzan de un antiguo balcón a otro entre vecinos hablando sobre alguna novedad del día.
Esos son los balcones de Tiblisi, con un encanto de decadencia romántica. Con su madera vieja y descolorida, desafiando a las leyes de la gravedad como pueden a pesar de tantos años.
Ésta es una cara mucho más modesta de Tiblisi, pero a la vez más fotogénica.
Llegando a veces a encontrar escenas un poco menos elegantes pero al menos más curiosas…