Día 15: Mingun, lugar del templo inacabado por una profecía
Hoy partí para Mingún, un pequeño pueblo a unos 10 kilómetros al noroeste de Mandalay. Este lugar aunque es pequeño, tiene un par de monumentos interesantes de ver. Lo más sencillo para llegar a él es coger un ferry desde el puerto Mayan Chan (en Mandalay) (2,22 € - 5.000 MMK). Los ferries salen todos los días a las 9.30 y regresan a las 13 hrs. Este tiempo es suficiente para ver Mingun.
Una vez en Mingun deberás pagar una entrada única para ver todos los sitios (1,33 € - 3.000 MMK).
Así que, ¡primero unas imágenes del paseo en ferry por el río Ayeyarwady!
Y de pronto, se ve esa gran mole de ladrillos rojos que quería ver desde hacía años: la Mingun Paya, o Pahtodawgyi, lo que, de ser terminada hubiera sido la pagoda más grande de toda Myanmar con aproximadamente 150 m. de altura (la pirámide de Giza tiene actualmente 138 m. de altura Torre Eiffel tiene 300 m.).
Mingun Paya comenzó a ser construida en 1790 por el rey Bodawpaya. No obstante, el rey jamás la terminó de construir porque un astrólogo le dijo que una vez terminada la obra entonces el rey moriría. Así que, cuando llevaban ya 49 m. de altura, el rey consideró que mejor ahí le dejaran por si acaso.
Los temblores de 1839 y 2012 han dañado visiblemente la estructura por lo que ahora no se puede subir.
En frente de esta mole se encuentra la base en ruinas de un chinthe, esas deidades guardianes mitad dragón mitad león. De encontrarse completa la estructura también tendría unas dimensiones impresionantes.
Y ya que estamos hablando de cosas enormes, a un lado de Mingun Paya se encuentra la segunda campana más grande del mundo (después de la campana del Zar, en el Kremlin de Moscú). La campana Mingún fue mandada crear también por el rey Bodawpaya en 1808, y estaba pensada para la pagoda Mingun Paya.
A unos 5 minutos andando de ahí se encuentra Hsinbyume Paya, una pagoda de 1816 que representa al Monte Meru, símbolo del centro del universo budista. Ésta fue mandada construir por el todavía príncipe Bagyidaw, hijo del rey que construyó Mingun Paya.
¡Y con esto acabé Mingún! Realmente tiene poco que visitar, pero no por eso es menos impresionante. Es una visita de medio día y cerca de Mandalay, por lo que definitivamente se recomienda su visita. El resto del tiempo lo empleé en esperar a que saliera el ferry de regreso a Mandalay, para continuar visitando esa ciudad...
Ya de regreso en Mandalay lo primero que hice fue encaminarme hacia las reliquias de Peshawar, en el monasterio U-Khanti (entrada con donativo libre), al lado de las escaleras para subir la colina Mandalay.
El monasterio en sí mismo no ofrece ningún encanto en particular. Tiene un pequeño museo pero definitivamente lo más interesante, y que no está expuesto al público, son las reliquias de Peshawar. Peshawar es una ciudad que se encuentra en la actual Pakistán, y en 1908 unos arqueólogos británicos encontraron en una pequeña estupa de ahí 3 fragmenos de hueso que se piensa son del Buda. Al ser las actuales Pakistán, India y Birmania parte de la colonia británica en aquél entonces, las reliquias viajaron de Peshawar hasta Mandalay. Hoy en día, si se pide a algún monje del monasterio que las muestre, éste lo hará encantado. Sacará un pequeño reliquiario y de ahí abstraerá los 3 pequeños fragmentos con suma delicadeza. El monje te dejará una lupa para que los puedas apreciar con mayor detalle.
Al salir de ahí me dirigí a la colina de Mandalay. Las escaleras para subir a la cima se encuentran custodiadas por 2 enormes chinthes.
Me armé de valor y comencé a subir sus 1.729 escalones....
Afortunadamente para mí a mitad de la subida unos monjes budistas querían practicar su inglés, así que comenzaron a sacarme plática. Era mi excusa perfecta para descansar, je je.
Una vez arriba las vistas son espectaculares...
Y el lugar está lleno de monjes budistas ávidos por hablar con extranjeros, así que ellos mismos se acercarán a hablar con uno. Muchos lo que quieren es practicar su inglés. Los temas que tratamos fue sobre el budismo, el catolicismo, la ciudad de Mandalay, y la región de donde era cada uno de ellos. Al final me quedé hasta la noche charlando con ellos en la cima de la colina Mandalay, aquella que supuestamente el Buda había visitado hacía miles de años y de donde había profetisado que 2.400 años después de su iluminación se fundaría ahí una gran ciudad.
Bajé la colina con uno de ellos. El que menos sabía inglés para mi desgracia.
Ya una vez abajo, y frente las murallas de aquél palacio que el rey Mindón mandaría construir en 1857 para cumplir con la profecía del Buda, el monje con su escaso inglés y voz grave me dijo: Tomorrow, Mandalay Hill?