Día 8: El Jem, viajando por el tiempo en el tercer anfiteatro más grande del mundo

Nos dirigimos en tren hacia El Jem (7 TND - 2,18 €). La noche anterior, después de Kairouan, volvimos a Susa y ahí pasamos la última noche en esa ciudad. Ahora estábamos de nueva cuenta en la costa, bajando al sur, hacia El Jem. El Jem es un pequeño pueblo polvoriento de unos 20.000 habitantes. 

Sin embargo, tiene la ruina romana más grande de toda África, y el tercer anfiteatro más grande de todo el mundo romano tan solo después del Coliseo en Roma, y el de Capua (cerca de Nápoles). 

Este anfiteatro tenía capacidad para unas 35.000 personas. Así que, ¿cómo es posible que este colosal anfiteatro esté en un pequeño pueblo donde cabría toda su población y hasta le sobrarían gradas? La respuesta está en que definitivamente El Jem conoció tiempos mejores. Épocas en las que incluso llegó hasta poner su propio emperador rivalizando con el de Roma, ¡habiendo así 2 emperadores romanos a la vez gobernando!

Si en Kairouan las estrellas de la historia fueron los árabes del siglo VII, en esta historia las estrellas serán los romanos del siglo III d.C. Así que, retrocedamos nuestro reloj del tiempo unos siglos más atrás, y dirijámonos a la antigua Thysdrus romana, nombre con el que se conocía a esta localidad tiempo ha. 

Conforme nos acercábamos a nuestro destino, veíamos cientos de olivos. Muy probablemente, unos siglos atrás, no veríamos cientos si no miles, literal. Y es que es de aquí de donde provenía la riqueza de Thysdrus, de la venta del aceite de oliva y aceitunas a Roma. Thysdrus era uno de los principales productores en todo el imperio romano. Esto trajo gran fortuna a la ciudad, segunda en importancia después de Cartago. 

Reflejo de esta fortuna es el imponente anfiteatro (10 TND + 1 TND para fotografías - 3,42 €), que se encuentra bastante bien conservado. 

El Jem anfiteatro romano áfrica túnez

El anfiteatro fue construido en 230-238. 

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En la foto de arriba, en los dos cuadros que se pueden apreciar sobre la arena, era el lugar de donde salían las fieras durante los combates de gladiadores. La tira gris central era un techo de madera que cubría las habitaciones subterráneas de los gladiadores y animales salvajes. Este techo se retiraría para ventilar las celdas cuando no había espectáculo.

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Vista de las celdas subterráneas de los gladiadores y animales salvajes

Pone los pelos de punta estar aquí abajo e imaginarse a los pobres esclavos aquí esperando a que llegue su turno para pelear a muerte entre ellos mismos y contra animales salvajes. 

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Interior de celda

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Pasillos internos

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Según se dice Thysdrus contaba con un circo romano también casi tan grande como el de Roma, aunque de éste no queda nada. Cerca del anfiteatro está el museo arqueológico (la entrada incluida en el billete del anfiteatro) donde se encuentra una enorme casa romana reconstruida que conserva varios mosaicos en su lugar original.

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Mosaicos romanos

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Mosaicos romanos

Durante esta época el emperador romano era Alexander Severus, perteneciente a la dinastía fundada por Septimus Severus, procedente de Leptis Magna, un puerto en la actual Libia. Debido a sus orígenes del continente africano, la dinastía Severus tendería a apoyar económica y políticamente a las colonias que se encontraban en el lado sur del Mediterráneo. Por tanto, todo estaba servido para que Thysdrus siguiera gozando de años de riquezas.

Pero todo cambió en el año 238 d.C., cuando el emperador Alexander Severus es asesinado en Mogontiacum (actual Mainz, Alemania) por el comandante Maximus Thrax. Ahora, Maximus sería el nuevo emperador, y una de sus primeras políticas fue quitar las ventajas comparativas que tenían las colonias africanas. Y no solo eso, sino que también decidió incrementar los impuestos al aceite de oliva, afectando directamente a los ciudadanos de Thysdrus. Cuando el cobrador de impuestos de Maximus se encontraba por aquí, fue asesinado. Pero la población de Thysdrus llegó aún más lejos, proponiendo que el precónsul de la ciudad, llamado Gordiano, fuera emperador. Gordiano tenía 80 años, por lo que le dijo a la gente que él ya estaba muy mayor para el puesto, pero la gente no aceptó esto como una excusa válida. Entonces, Gordiano pidió que al menos pudiera co-gobernar con su hijo Gordiano II. 

Mientras tanto, gente favorable a Gordiano en Roma comenzó a asesinar a la gente allegada del emperador Maximus. Y Gordiano envió una delegación desde Cartago hasta Roma, para que el senado lo reconociera a él como emperador. Y el senado así lo hizo, el 2 de abril del 238. Todo parecía indicar que los dias de Maximus estaban contados. 

No obstante, la legión estacionada en la colonia de Numidia (actual norte de Argelia, sur de Túnez, y Noreste de Libia), seguía siendo fiel a Maximus, por lo que sus tropas marcharon hasta Cartago. Ahí, Gardiano II intentó hacerles frente pero su poca experiencia militar no le fue de mucha ayuda, por lo que Cartago cayó y él murió en esta batalla. Su padre, el emperador Gardiano, desesperado ante la situación, de ver cómo los soldados romanos ya estaban en Cartago, su hijo recién había muerto, y él con sus 80 años de edad, ha de haber pensado que no tenía caso seguir viviendo para cargar esas penas. Por lo tanto, cogió el cordón de su toga, se lo puso al cuello, y decidió despedirse. El emperador Gordiano gobernó tan solo durante 21 días.

Y a partir de aquí Thysdrus ya no volvería a ser tan voyante como lo fue. 

Si pudiéramos adelantar nuestro reloj del tiempo al año 430, y ser testigos como un fantasma que simplemente observa, pero que nadie nos ve, podríamos escuchar llantos y gritos de gente guareciéndose dentro del anfiteatro romano, y afuera escucharíamos lenguas germanas y veríamos a rubios intentando tomar el anfiteatro. Es la invasión de los vándalos a El Jem.

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Si volviéramos a adelantar nuestro reloj otros años más, entre el 697-699, podríamos escuchar los gritos afónicos de la misteriosa y poco estudiada reina guerrera bereber Al-Kahina dando órdenes a sus súbditos, sobre cortar todos los olivos de la zona y reforzar el anfiteatro como fortaleza. Y afuera del mismo, veríamos al ejército árabe de Hassan ibn al-Numan, conformado por sus caballos, camellos, miles de árabes y también miles de bereberes que se habían pasado a su lado, arrojados a la pobreza por la política mal calculada de Al-Kahina de destruir todo pensando que los árabes así no se quedarían. Al Kahina y Hassan eran archienemigos. Hacía unos años Al Kahina y su resitencia había conseguido expulsar a los árabes de toda Ifriqiya (prácticamente la actual Túnez) y Hassan y sus soldados tuvieron que huir a la actual Libia esperando por este momento de venganza.

 
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Si adelantamos el reloj otra vez, unos cinco años solamente esta vez, al año 703, escucharíamos los picos y palas de los árabes cortando las piedras del anfiteatro. Veríamos cómo se las llevan a 65 kilómetros al noroeste, para la reconstrucción de su nueva capital llamada Kairouan, que había sido destruida por los bereberes unos pocos años atrás. Hassan estaría liderando la reconstrucción. Su archienemiga la reina Al-Kahina habría muerto en batalla apenas 2 años atrás. 

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Ahora es momento de adelantar el reloj casi 1.000 años más, hasta el año 1695. Aquí escucharíamos los cañonazos en contra del anfiteatro por parte de Mohamed Bey el Mouradi. Su intención era abrir el boquete que dejó en uno de los laterales del anfiteatro, para que los seguidores de su hermano, Alí Bey al-Muradi, dejaran de protegerse en este anfiteatro-fortaleza, durante las revoluciones de Túnez (1675-1705), que fueron una serie de guerras provocadas entre los dos hermanos, un tío, y otras figuras políticas por ascender al trono de Túnez. 

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Boquete creado por los cañonazos de Mohamed Bey el Mouradi

Si movemos las manecillas a cualquier año del siglo XVIII, escucharíamos nuevamente las herramientas cortando pedazos de piedra del anfiteatro. Y veríamos a los árabes llevándose las piedras para construir sus casas en el pueblo de El Jem moderno.

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Y si continuamos avanzando en el tiempo, hasta el año 1875, o cualquiera de la segunda mitad del siglo XIX, escucharíamos y veríamos a gente haciendo la compra dentro del anfiteatro, ya que se instalaron aquí tiendas informales, casas, y bodegas para el grano. Probablemente también escucharíamos francés, ya que en esta época Túnez ya era una colonia francesa.

Y si volvemos a adelantar el reloj hasta 1943, ahora escucharíamos alemán y quizás alguno que otro “heil Hitler”, y veríamos alguna esvástica nazi aquí o allá, ya que los alemanes tenían ocupada Túnez y habían construido a escasos 4 kilómetros de El Jem una base área para la Luftwaffe nazi. Después escucharíamos el inglés, ya que las fuerzas aliadas tomaron El Jem y expulsaron a los alemanes. Según algunas fuentes, el anfiteatro sufrió algunos daños durante esta contienda. 

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Y si ahora nos vamos hasta el 2019, escucharíamos el “¡cling!”, de dos botellas heladas de cerveza de Óscar y yo brindando en frente del anfiteatro, uno de los principales sitios turísticos ahora de Túnez y patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

Horas después continuamos nuestro trayecto en tren bajando hacia el sur, a Sfax (el trayecto en tren costó unos 7 TND - 2,18 €). Es una ciudad con un nombre muy curioso, que por más que estuve buscado sus orígenes, no lo pude encontrar. Sfax es una ciudad que no pudimos recorrer como es debido, esto porque al día siguiente Óscar volvería a la ciudad de Túnez, y yo continuaría bajando hasta los pueblos del desierto, cerca de la frontera con Libia. Así que, os cuento la historia de esta ciudad en lo que el tren llega a su estación. 

Así como antaño Cartago y Thysdrus (El Jem) eran la primera y segunda ciudad respectivamente en tamaño, hoy en día lo es Túnez capital y Sfax. Sfax es una grande ciudad portuaria con mucha industria. La ciudad de Sfax se haya sobre una antigua ciudad fenicia. Después los romanos llegaron y construyeron una pequeña ciudad romana: Taparura.

Para el siglo X, Sfax era una ciudad-estado indepediente. El rey siciliano, Roger II, conquistó a la ciudad en 1148, por lo que pasó a manos sicilianas, aunque solo por 8 años, hasta que fuerzas musulmanas la recuperaron. En el siglo XVI tropas españolas también ocuparon brevemente este puerto. 

En los siguientes años, el puerto de Sfax se convirtió en un verdadero nido de piratas, tanto que Venecia intentó aplacarlos durante una invasión en 1785, aunque la expedición no rindió los frutos esperados para los venecianos. 

Un siglo después, los franceses ya se habían hecho de toda Túnez, incluida Sfax. Y durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes ocuparon la ciudad. El resultado fue que Sfax quedó severamete destruida durante los bombardeos de los aliados para expulsar a las fuerzas nazis. 

El tren llegó al anocher, por lo que Óscar y yo nos dedicamos a recorrer su medina y murallas del siglo VII. Así como Bab Diwan, la puerta principal de triple arco de 1306 que da entrada a la medina. Aunque la vimos poco, tengo que admitir que estas murallas y entradas eran demasiado evocadoras, a mí me traían a las historias de las Mil y una noches. Así que aquí os dejamos con unas fotos.

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Bab Diwan, entrada de acceso a la medina edificada en 1306

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