Día 13: Sbeitla ¿donde 3 templos son 1?

Decidí ir a Sbeitla. Así que primero tuve que tomar un louage de Tozeur a Gafsa, y en Gafsa cogí otro louage hacia Kasserine. Pero eso implicaba no solo pasar por la desaconsejada Kasserine, si no que tenía que bajarme ahí y buscar otro transporte hasta Sbeitla. Así que fue lo que hice.

¿Cuál es todo el lío con Kasserine y por qué todas las autoridades tunecinas y extranjeras recomiendan evitar todo viaje a este lugar, incluyendo Sbeitla? Porque es un lugar de reclutamiento y ataques de los grupos terroristas Al-Qaeda y Estado Islámico.

Cerca de la ciudad de Kasserine, se encuentra el parque natural Djebel Chambi. Estas montañas, limítrofes con la frontera de Argelia, han dado cobijo a los terroristas y es donde se encuentran sus campamentos de entrenamiento. Por tanto, aquí se suceden constantes enfrentamientos entre el ejército tunecino y los jihadistas. Estas montañas de las fotos de abajo son el parque Djebel Chambi, antes de llegar a la ciudad de Kasserine.

Djebel chambi túnez áfrica

Parque natural Djebel Chambi, lugar de entrenamiento de grupos terroristas

Djebel chambi áfrica túnez

Vistas desde el autobús del parque Djebel Chambi

Las agencias de seguridad de países occidentales piensan que Túnez es el país que más militantes exporta para engrosar las filas del Estado Islámico. Y dentro de Túnez, las autoridades han identificado a Kasserine como el principal foco de reclutamiento.

La ciudad de Kasserine fue famosa durante la revolución hace 10 años, y ahora su infamia recae por reclutar y enviar a miles de jóvenes radicalizados a luchar en Siria y Libia. ¿Pero por qué aquí? Porque estando a tan solo a 30 kilómetros de Argelia, Kasserine es el punto de encuentro ideal para los jihadistas de Túnez y Argelia. Además, las montañas descritas arriba ofrecen el terreno perfecto para esconderse y de lugar de entrenamiento en esta porosa frontera.

Además, Kasserine es uno de los lugares más pobres de Túnez. De hecho, cuando entré a la ciudad, resalta ver la cantidad de jóvenes que están en la calle sin nada que hacer. La pobreza y exclusión social son ingredientes clave para el cóctel del extremismo. Y en Kasserine abundan ambos ingredientes, en esta pequeña ciudad donde incluso hay una calle que se le conoce como la “Avenida de la Jihad”, por todas las familias que viven en ella y cuyos hijos han desaparecido, están muertos o encarcelados.

Y es a este pueblo donde mi viejo louage estaba llegando. Y dentro de este pueblo, a la destartalada estación de louages, que se encuentra en el corazón del pueblo. La estación no era más que un descampado de tierra lleno de louages aparcados de manera caótica por todas partes, y gente caminando entre ellos, la gran mayoría hombres jóvenes.

Mi misión ahora era encontrar en ese mar de louages el que me llevaría a Sbeitla. No quería llamar la atención, aunque siendo extranjero era prácticamente imposible no hacerlo en este lugar. Sobra decir que era el único. Para no verme perdido, caminé con seguridad en línea recta sin tener ni idea a dónde iba. Vi a un chico en sus 30 gritando los nombres de diversos destinos, donde Sbeitla no estaba. Me acerqué a él preguntándole por el louage para Sbeitla. Como vio que era extranjero y no le iba a entender, me hizo la seña con la cabeza de que lo siguiera. Así que ahí iba yo, caminando detrás de él, ante la mirada de todas las personas de ahí. El ambiente era un poco pesado, y me empezaron a entrar dudas, pero aún así seguí a paso firme a la persona sin titubear. De nuevo, no quería parecer perdido o que no sabía dónde estaba.

El chico me llevó hasta el otro extremo del lugar, a un rincón, donde se encontraba el louage que partía para Sbeitla. En seguida coloqué mi mochila en la parte de atrás del mismo, y más en seguida aún, ya tenía a un grupo de jóvenes alrededor mío observándome en silencio. Supongo que estarían un poco sorprendidos de que un extranjero estuviera en ese lugar abnegado de Túnez. Con el afán de querer parecer un poco más cercano, les sonreí mirándolos a los ojos y saludé diciéndoles un “salam alaykum”, a lo que todos me respondieron el saludo, y me subí al louage a esperar a que nos fuéramos, sin importarme si era en 5 minutos o en 2 horas. Ahí adentro pasaría más desapercibido.

Esta foto la tomé desde el louage cuando salimos de la estación. El vehículo ya estaba en movimiento y ahí me sentí ya un poco más relajado. Ésta es la empobrecida Kasserine con sus montañas detrás.

Kasserine túnez áfrica

Kasserine

Finalmente llegué a Sbeitla. Me metí en el primer hotel que encontré (y de hecho yo creo que era de los pocos que hay, porque el Sbeitla moderno es un pueblo realmente pequeño) y arrojé mi mochila a la cama. Donde me quedé es en Hotel de la Jeunesse. No recuerdo el precio pero sería económico.

Finalmente ya más relajado y con la vibra de turista otra vez, cogí la mochila pequeña, metí la guía de viajes, unas galletas, una botella con agua, y la cámara. Así que, ¡con mochila al hombro abrí la puerta de mi habitación para dirigirme a las ruinas romanas!

Había 2 policías armados de pie afuera de mi habitación esperándome, con su cascos, gafas obscuras, chalecos antibalas y armas largas en la mano. Detrás de ellos, el joven y delgado recepcionista del hotel. El recepcionista me comenzó a decir unas cosas en francés que no le entendía nada. Al ver que no comprendía nada, los policías intentaron explicarme en árabe, lo cual obviamente aumentó mi confusión. Yo simplemente intentaba decirles con señas que quería ir a las ruinas romanas, pero los policías no hacían amago de dejarme pasar. Finalmente, me hacen el gesto con la mano que los acompañe. Afuera estaba la patrulla de policía y me decían que me subiera. Yo les decía que no, que me iba andando, pero me decían que andando no, que me subiera. Finalmente me subí.

Inferí lo que estaba ocurriendo. Que me llevarían ellos a las ruinas por mi seguridad. En muchos países árabes sucede eso, que tienes a una persona siguiéndote (a veces “despistadamente”) para tu seguridad. Para romper un poco el hielo, dije con mi arcaico árabe “Ana mein El Mexique” (Yo soy de México). A lo que el policía que iba de copiloto se voltea para atrás, y con un brillo en los ojos y una gran sonrisa, me dice: “Oohh, Mexique?..... Mexique ¡bum! ¡bum!”. Y hace un gesto con las manos de pistolas. En seguida él y su compañero explotaron en risas. Me imagino que el comentario era por los narcos mexicanos. Luego yo pregunté: “Sbeitla...bum bum?”. A lo que el policía me responde: “Yes! Yes! Bum! Bum!”. Y otra vez más risas.

A los dos minutos, literal, habíamos llegado ya a las ruinas romanas de Sbeitla (7 TND + 1 TND Para fotografías - 2,50 €). Me bajé ¡y ahora sí a distrutar de esta antigua ciudad romana! Aunque tengo que admitir que es la primera vez en mi vida que veía ruinas romanas con helicópteros volando tan bajo que hasta veía a las personas con sus armas.

Así que en alguna que otra foto se colarán los helicópteros.

Sbeitla, o Sufetula como la bautizaron los romanos, se piensa que se fundó alrededor del siglo I d.C. No obstante, recientemente se han encontrado estelas púnicas, lo que indica que su fundación es todavía anterior a esa época.

Como la mayoría de los asentamientos romanos en África, Sbeitla fue fundada por soldados, pero pronto se fue convirtiendo en un lugar apto para civiles también gracias a las riquezas que se fueron obteniendo, principalmente por los olivos.

Puerta de Antonino

La Puerta de Antonino marca la entrada al Foro romano. Es un bello foro con un extraño templo que ha dado mucho de qué hablar aún siglos después, sin llegar a una clara conclusión.

Este templo está dedicado a los dioses Júpiter, Saturno y Minerva, los 3 dioses más importantes de la mitología romana. Sin embargo, normalmente los 3 dioses solían estar en 3 capillas distintas bajo un mismo techo en un templo. Pero Sbeitla es única, ya que pareciera que hay 3 templos diferentes, uno para cada dios. No obstante, hay quien afirma que no se trata de 3 templos, sino que es uno solo. Y eso se puede constatar, según argumentan, porque los 3 están unidos por un pequeño puente de piedra, y porque el supuesto templo de en medio, no tiene escaleras de acceso.

Entonces, ¿son 3 templos o es solo 1?

El templo de Sbeitla… ¿son 3 o es 1 solo?

Templo(s) dedicado(s) a los dioses Júpiter, Saturno y Minerva

Con el paso de los años la religión cambió y la política también. Ya no había un solo emperador romano, sino 4 gobernando a la vez, lo que se conoció como la tetrarquía romana. El orígen de esta idea fue para evitar más asesinatos de emperadores. Si mataban a uno, no iba a significar un cambio de gobierno en el imperio. Y así también, haría prácticamente imposible derrumbar a todo el imperio matando a una sola persona.

En Sbeitla se construyó un arco del triunfo, el de la tetrarquía, en honor a este nuevo sistema, allá por el año 300 d.C.

Y poco a poco Roma fue dejando a los dioses paganos para erigir templos al dios cristiano. La iglesia de Servus es de las más antiguas en el lugar, e incluso quizás del mundo cristiano, ya que se cree que es del siglo III. Hoy en día solo quedan unas pilas de piedras que parecen desafiar la gravedad.

Se cree que ésta era la catedral de los donastianos (aquella secta cristiana que San Agustín condenó y también vivieron en el oasis de Tozeur).

En el siglo IV se levantó la iglesia de Bellator, que sirvió como la catedral católica de la ciudad, y años después pasaría a ser ortodoxa.

Restos de la catedral de Bellator

Detalle de mosaicos de la catedral de Bellator

Piscina bautismal de la catedral de Bellator

En el siglo V el imperio romano se estaba ya desmoronando. Y los vándalos estarán ahí esperando el momento. Eran este pueblo germánico que atravesó toda Francia, España y el Norte de África. Llegaron a Sbeitla en el siglo V. Ahí construyeron la iglesia de Vitalis (siglo V o VI). Se cree que ésta fue la catedral aria. Tenía 5 naves por lo que debió ser realmente inmensa. Y todavía se conservan unos hermosos baptisterios con sus mosaicos.

Iglesia de Vitalis, construida por los Vándalos

Es interesante ver todas estas catedrales levantadas de diferentes sectas cristianas y que no muestran haber sido maltratadas, lo que probablemente quiera decir que había una convivencia pacífica entre estas diferentes corrientes.

También sorprende que el foro romano se respetó. Posiblemente vieron los 3 templos (o el templo) como un monumento dedicado a los emperadores, más que a otros dioses.

No obstante, a mitad del siglo VI, el emperador bizantino Justiniano enviaría la orden de conquistar África. Y así fue, entraron sus tropas por las costas mediterráneas dando así fin al reino de los vándalos. Lo que hoy es Túnez país estaría bajo control bizantino, y Sbeitla sería una capital de provincia.

Al parecer al cabo de unos años se notaba un cambio de aires en el ambiente, puesto que los bizantinos decidieron amurallar Sbeitla, fortificar el foro romano (aunque hoy sus murallas ya están muy derruidas):

Foro romano de Sbeitla amurallado

Y las nuevas iglesias las comenzaron también a construir fortificadas.

Restos de iglesia con sus gruesas paredes

Tanta fortificación hizo que Sbeitla fuera una de las bases militares más importantes de la época.

En el año 646, el gobernador militar de toda esta provincia se encontraba gobernando desde Cartago, la capital. Tuvo algunas diferencias con el emperador bizantino, no se sabe bien cuáles, y el caso es que el patricio Gregorio, el gobernador militar, se atrevió a autoproclamarse emperador. Decidió mover la capital de Cartago a Sbeitla. No se sabe bien si porque temía un ataque bizantino por mar, o si porque quería frenar la avanzada árabe que estaba llegando desde el desierto. En cualquier caso, Sbeitla se convirtió en un reino independiente por unos meses, hasta que los árabes llegaron a tocar su puerta.

Los árabes rodearon la ciudad en el 647. Se dice que fue una gran batalla, pero el patricio Gregorio la perdió. De hecho, la batalla no fue lo único que perdió, sino también su vida. Los árabes tomaron la ciudad, y se dice que a partir de aquí, el resto de ciudades bizantinas irían cayendo, hasta quedar toda la zona bajo el control árabe, hasta hoy en día.

Se venía una fuerte tormenta, así que decidí echar una última ojeada, como quien se despide, al foro romano, y me dirigí al pequeño museo arqueológico que se encuentra justo al frente del recinto arqueológico.

El pequeño museo resultó ser un buen refugio, puesto que escuchaba cómo caía con fuerza la lluvia ahí afuera. Acostumbrados al poco fluir de turistas, todas las luces del museo estaban apagadas, que el funcionario iba encendiendo y apagando según iba pasando de sala (cosa que me parece perfecto, ¿para qué desperdiciar energía?).

Al salir, seguía lloviendo a cántaros. Afortunadamente mis amigos los policías estaban ahí esperándome con vehículo incluido. Así que me preguntaron que a dónde iba y les dije que al hostal. En esta ocasión no me puse a discutir mucho.

Ya por la noche dejó de llover y tenía un hambre mortal, así que salí en búsqueda de algo que fuera comestible en el pequeño pueblo. No sabía que me estaba dirigiendo a mi mayor aventura del viaje.

Encontré un pequeño lugar que vendía pollos asados. Me pareció perfecto. El lugar estaba vacío totalmente de gente. Me senté en un taburete que había frente a una pequeña barra adosada a la pared. Pedí medio pollo pero el chico me dijo que apenas estaba abriendo, que tenía que esperar. Cosa que no me importó.

Después de esperar unos 30 minutos, salieron los pollos asados, ¡y con ellos montones de cucarachas! Lo que primero veía como movimientos de reojo, después las veía directamente. El lugar estaba infestado de cucarachas. Las había en el techo, en las paredes y en el suelo. El chico me trajo el pollo y la bebida, que puso sobre la barra. Si no hubiera sido tanta el hambre, o si hubiera visto algún otro local abierto, claro que me hubiese ido, pero en ese pequeño pueblo no vi más. Literalmente tenía que estar comiendo el pollo haciendo movimientos violentos con la mano para espantar a las cucarachas. Y mientras comía, mover constantemente la botella de bebida para que no se fueran a subir ahí. Y mientras bebía, mover el pollo. Y mientras comía o bebía, ¡mover también los pies! ¡Porque no quería que se me fueran a subir las que estaban en el suelo!

Y en eso, volteo y....demasiado tarde....ya había una cucaracha en la cima de mi lata de coca- cola moviendo sus antenas victoriosamente. No pude más. Me levanté, pagué y me fui al hostal.



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